Levantarse cada día para ir a laburar no suele ser plato de buen gusto para casi nadie. Es cierto que hay gente que disfruta mucho de lo que hace en su trabajo, pero también lo haría en las vacaciones, si pudiera ganar un salario sin trabajar. Y es que, siendo sinceros, la mayoría de nosotros trabajamos porque necesitamos pagar nuestras cosas, y ganar dinero es la única forma legal y razonable de hacerlo.
Nuestros primeros años de vida, de hecho, están canalizados precisamente para encontrar un buen laburo, para dotarnos de habilidades que luego desarrollaremos. Hay quien decide convertirse en profesor, otros abren su propio negocio, con todo lo que eso cuesta, y también están los que trabajan en empresas, para otros. Estos son la mayoría, y es que los asalariados componen el grupo de trabajadores más numeroso tanto en Argentina como en el resto del mundo. Algunos consideran que su trabajo está bien pagado, mientras que otros se quejan amargamente de no tener mejores condiciones laborales.
Una lucha constante
La lucha de los trabajadores por sus derechos no es tan antigua como creemos. De hecho, no hay más que localizar el momento en el que la esclavitud deja de ser legal en la mayoría de países, y no hay que irse tan atrás… Durante el siglo XX, especialmente en las primeras décadas, las movilizaciones sociales fueron continuas, basadas en los movimientos obreros y en los sindicatos. A través de ellos se lograron grandes avances, como las jornadas de ocho horas o la imposición de un salario mínimo.
Si bien este tipo de condiciones se han mantenido durante todo este tiempo, también hay que ver de manera crítica la evolución en los últimos años. Muchos gobiernos están más pendientes de favorecer a las empresas que a los trabajadores, y esto hace que los derechos ganados empiecen a revertirse. Por eso es importante centrarse en todas esas condiciones laborales, horarios, vacaciones, aunque lo que más nos importe siempre sea el salario.
Qué se considera como salario
Técnicamente, el salario es el pago que una empresa u organización realiza a un trabajador por su fuerza de trabajo. Este pago puede ser en metálico, aunque lo más común es que se realice una transferencia. No solo se trata de dinero, sino también de alimentos, alquileres, etc…, que pueden funcionar igualmente como forma de pago. El salario se estipula a través de un contrato laboral, sea formal o informal, en el que deben quedar muy claras las condiciones del trabajo, el precio a cobrar por tantas horas, los días feriados, etc… Este estipendio puede recibirse de forma semanal, quincenal o mensual, aunque a veces también se paga de forma diaria, conociéndose entonces como jornal. Hay también pagos puntuales, cuando el trabajo que se realiza es concreto, en lo que se conoce como contrato por obra o servicio.
Salarios mínimos
El salario mínimo es una de las principales victorias que los trabajadores obtuvieron en sus reivindicaciones para poder tener una base legal vinculante a la hora de firmar un contrato. Antes, los empresarios podían pagar una miseria, y el trabajador debía aceptar porque no había otra cosa. Con el salario mínimo se establece un umbral de base para el sueldo del trabajador, que jamás se puede rebajar. Actualmente, y después de varias subidas, el salario mínimo en Argentina es de 21.600 pesos. A pesar de los problemas por los que está pasando el país, debido a la inflación, se espera que el Sueldo Mínimo llegue a 29.000 pesos en tan solo unos meses, con una subida por tramos a lo largo de todo este 2021. Se intenta favorecer así la necesidad de las familias de contar con un sueldo base para el día a día.
Salario fijo
Este tipo de salario es el más habitual que se suele firmar en los contratos laborales. Entendemos un salario fijo como una cantidad de dinero que se paga por unas horas concretas de trabajo al mes. Aunque suele recibirse mensualmente, el salario fijo está estipulado en una cantidad anual, que luego se reparte equitativamente entre los meses que dura el contrato. Es el sueldo que una persona posee cuando está contratada por un año en una empresa, por ejemplo. Sabemos que vamos a recibir ese dinero a principios de cada mes siguiente al trabajado, basándonos en las horas que hemos ido a laburar ese mes, que suelen ser también fijas. En este tipo de sueldos es mucho más sencillo estipular el salario mínimo, ya que al ser contratos más largos, las empresas aceptan mejor esas condiciones.
Salarios variables
Aunque el tipo de salario anterior es el más habitual, el salario variable también se ha convertido en muy popular en los últimos tiempos, ya que permite mayor flexibilidad tanto a la empresa como al trabajador a la hora de realizar ciertas tareas que son complicadas de prever en contratos largos. Los salarios variables tienen que ver con proyectos concretos, que se pegan por obra y servicio, de manera que ya haya quedado estipulada en el contrato. Son pagos únicos, no regulares, como ocurre en los contratos fijos. En otras ocasiones, estos contratos variables son consecuencia de la contratación de personal para unas horas determinadas, que no siempre serán fijas ni las mismas todos los meses. Así, se paga al trabajador por día u hora trabajada, pudiendo cobrar más o menos, según el ritmo de trabajo que haya habido ese mes.
Salario Mixto
Por último también tenemos que hablar del contrato mixto, muy habitual en las empresas con mayor proyección, y que supone un gran incentivo para los trabajadores, ya que además del sueldo fijo, este tipo de contratos cuentan con remuneraciones variables. El salario mixto está formado por un sueldo base y una remuneración extra, que llegará por parte de las horas de más que se trabajen, por ejemplo. La consecución de objetivos también suele conllevar esa paga extra, una prima por haber logrado un buen resultado económico, o haber realizado el trabajo de una manera muy eficiente. Este tipo de extras son muy jugosos para el trabajador, pero tampoco deben hacer que el salario base se quede en el mínimo, puesto que puede convertirse en una trampa.